Durante la cuarentena del COVID-19 han aumentado las ventas de alcohol, por ende su consumo. Con tantas horas dentro de casa, no poder ir al trabajo y el aburrimiento ocasionado por la cuarentena, las personas beben más de lo habitual.
Pero no hace falta decirte que el alcohol no es un suplemento para la salud. Sin embargo, tal vez no sepas de qué manera afecta a tu sistema inmunológico.
En este momento, todos nos hemos vuelto un poco más conscientes de nuestra inmunidad. Si bien el consumo de alcohol puede debilitar tu sistema inmunológico, hay pasos que puedes seguir para sentirte mejor al día siguiente.
A continuación te daremos información que debes saber, además de algunos consejos para apoyar y fortalecer tu inmunidad.
¿Cómo afecta el alcohol a tu cuerpo?
Prepárate porque la revelación completa no será nada agradable.
Si bien beber ocasionalmente puede ayudarte a relajarte y hacer que el contacto social sea más agradable, el alcohol también puede causar deshidratación, agotar las vitaminas y los nutrientes, empeorar el sueño, causar inflamación y desequilibrar las bacterias intestinales, y todo esto puede debilitar la capacidad de inmunidad de tu cuerpo.
Se prioriza el metabolismo
Tu cuerpo no puede almacenar alcohol y querrá sacarlo lo más pronto posible, por lo que deja de hacer todo lo que está haciendo y lo convierte en la principal prioridad para el metabolismo. Eso significa que el alcohol se prioriza por delante de las proteínas, carbohidratos y grasas.
El alcohol básicamente llega con escolta hasta tu hígado, porque es su trabajo descomponerlo y sacarlo. A medida que se procesa el alcohol, se utilizan agua y nutrientes para eliminarlo, dejando tu cuerpo agotado y deshidratado.
Causa inflamación
La inflamación es el mayor efecto general que el alcohol tiene en tu cuerpo.
La inflamación es la respuesta protectora de tu cuerpo a las amenazas. En respuesta al alcohol, tu cuerpo genera endotoxinas que desencadenan la inflamación. Si bebes con frecuencia, tu cuerpo nunca podrá bajar sus defensas. Permanecer en un estado constante de inflamación impacta a tu cuerpo, eventualmente causando daño a tus tejidos en forma de inflamación crónica.
Perturba el equilibrio de tus bacterias intestinales
El alcohol causa un rápido crecimiento excesivo de ciertas bacterias intestinales. Las toxinas que producen abruman a las bacterias útiles, alterando los delicados sistemas que procesan los alimentos y envían señales a tu sistema inmunológico para proteger el cuerpo.
Un estudio encontró que el 30% de las personas con enfermedad hepática causada por el alcohol tienen una cepa rara de bacterias intestinales que produce una toxina que destruye las células llamada citolisina.
Cuando es estimulada por el alcohol, otra bacteria que se reproduce rápidamente comienza a producir algo llamado lipopolisacárido (LPS). El LPS abruma a las bacterias intestinales, permitiendo que estas toxinas penetren en la barrera intestinal y se propaguen por todo el cuerpo a otros órganos.
Las toxinas afectan más que solo tu intestino. El trabajo del hígado es filtrar estas toxinas y enviarlas fuera del cuerpo. A medida que intenta mantener el ritmo, el hígado eventualmente desarrollará una afección potencialmente mortal llamada cirrosis.
Contribuye a la enfermedad del hígado graso
Según la Clínica Cleveland, aproximadamente el 90% de las personas que beben de 4 a 5 bebidas por día durante décadas tienen hígado graso. Esa es razón suficiente para considerar dejar de beber tan seguido y empezar a pedir cócteles sin alcohol.
¿Cómo afecta el alcohol a la inmunidad?
Cuando tu cuerpo está expuesto a una amenaza, el sistema inmunológico prepara una respuesta al ataque y elimina el patógeno extraño. En general, cuanto más saludable es el sistema inmune de una persona, más rápido puede eliminar una bacteria, antígeno o virus invasor y recuperarse de una enfermedad.
El alcohol dificulta que tu sistema inmunológico trabaje correctamente, por así decirlo. Así es cómo suceden los diferentes procesos perjudiciales para el organismo:
Distrae a tu sistema inmunológico
Si tu cuerpo trabaja constantemente para deshacerse del alcohol, es posible que no note otros problemas que empiecen a aparecer.
Tu cerebro juega un papel importante en la detección del peligro cuando es momento de acelerar tu respuesta inmune. En respuesta al estrés, tu cerebro activa los ejes hipotalámico, pituitario y suprarrenal (HPA). El eje HPA junto con las células inmunes de tu cuerpo mantienen la inflamación bajo control.
El problema es que tu eje HPA interpreta el alcohol como un evento estresante y cuando bebes eleva tus niveles de hormona del estrés. La exposición crónica al alcohol puede saturar el eje HPA y atenuar la respuesta de tu cuerpo a otros factores estresantes. Eso significa que tu cuerpo tendrá más dificultades para controlar la inflamación.
Esta es una forma larga de decir que el alcohol es malo para el sistema inmunológico y, con el tiempo, será más difícil para este poder hacer su trabajo.
De hecho, según el CDC, beber alcohol aumenta las posibilidades de desarrollar seis tipos diferentes de cáncer, y cuanto más bebas, mayores serán tus posibilidades.
Daña tus defensas físicas
El alcohol puede dañar los cilios microscópicos en la parte superior de los pulmones que atrapan y detienen bacterias, antígenos y virus dañinos a medida que ingresan.
Si los invasores superan a los cilios, eso es una mala noticia porque el alcohol también dañará la última línea de defensa: la membrana mucosa en el fondo de los pulmones, que generalmente impide que invasores penetren en el cuerpo. Estudios muestran que beber hace que los pulmones sean más susceptibles a enfermedades como la neumonía y los virus.
Nos vuelve vulnerables a las infecciones, enfermedades y otros padecimientos crónicos
El alcohol tiene una amplia gama de efectos sobre los componentes estructurales, celulares y humorales del sistema inmune. Esta desregulación del sistema inmune inducida por el alcohol hace que el paciente sea susceptible a una gran variedad de patógenos infecciosos, lo que resulta en consecuencias biomédicas, como un mayor riesgo de infecciones después de la cirugía, lesiones traumáticas o quemaduras; de enfermedad hepática, como infección por hepatitis C, fibrosis y cáncer de hígado; e infecciones en los pulmones; y una progresión acelerada de la enfermedad del VIH.
¿Qué puedes hacer con esta información?
Los CDC definen el consumo moderado de alcohol como hasta una bebida por día para las mujeres y hasta dos bebidas por día para los hombres. Dicho esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado adoptando una postura conservadora durante esta pandemia, recomendando que la cantidad óptima de alcohol al día sea… nada.
Es importante tomar decisiones informadas sobre tu salud. Pero ¿qué hacemos con este conocimiento general de que el alcohol es malo para nosotros? ¿Deberíamos dejar de beber por completo?
Muchas amenazas pueden afectar el sistema inmunológico de tu cuerpo, desde la calidad del sueño hasta las bacterias intestinales. A diferencia de otros factores de salud, la cantidad de alcohol que bebes está en tus manos.
Considera que el alcohol es parte de nuestras vidas sociales. Conforma parte de cómo interactuamos con amigos (virtualmente o de otra manera). Es algo que disfrutamos en la cena con nuestros seres queridos.
Si bebemos de vez en cuando, podemos obtener algunos beneficios. Si bebemos demasiado y con demasiada frecuencia, perderemos esos beneficios.
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