El hambre causa hipoglucemia que conduce al estrés fisiológico y psicológico. El comportamiento emocional se modifica posteriormente. Esto puede provocar mal humor o incluso ansiedad.
De hecho, los investigadores llevaron a cabo un estudio de la sangre en los ratones que habían sufrido una hipoglucemia que los había estresado. Este reveló que hubo un aumento de la corticosterona, una hormona que es un signo de estrés fisiológico.
Comer bien es importante
En los humanos, se deben tener en cuenta las repercusiones del hambre, especialmente para las personas que sufren ansiedad o depresión. Esto puede tener implicaciones para su tratamiento. Es especialmente importante practicar hábitos alimenticios saludables durante el cuidado del paciente.
Los resultados de este estudio también son interesantes porque demuestran el vínculo entre la depresión y enfermedades como la obesidad, la diabetes, la bulimia y la anorexia. La hipoglucemia crónica puede ser un factor de riesgo para la depresión.
No todos respondemos de la misma manera ante este fenómeno
No todas las personas experimentan el mismo mal humor cuando empiezan a tener hambre. La fisiología puede variar de una persona a otra. Algunos pueden saltarse una comida, o hasta tener solo una comida al día, incluso realizando actividad física intensa; para otros es imposible.
La regulación del metabolismo de la glucosa, especialmente a nivel del hipotálamo (zona del cerebro que regula el hambre y también la saciedad), bajo la influencia de muchas hormonas y neuromediadores (algunos orexígenos, otros con anoréxico inverso) es extremadamente compleja.
Y el tema se vuelve aún más complicado, cuando escuchamos del término “hambre biológica” y la regulación del comportamiento alimentario: que es alimentarnos, y no simplemente por placer, sino porque nuestro cuerpo realmente lo necesita.
Consejos para reducir el mal humor cuando tenemos hambre
Primero, trata de diferenciar entre “hambre verdadera”, “hambre biológica” y “hambre por estrés”. Sabemos del “hambre real”, cuando conocemos el funcionamiento de nuestro cuerpo, y cuando sabemos cómo escucharlo y cuándo necesita ser alimentado.
En otros casos, como durante un estado de ansiedad, por ejemplo, uno puede sentir la necesidad de comer para calmar este otro tipo de hambre; es menos malo para tu salud que el tabaco o el alcohol.
Pero lo mejor en esta situación es reducir la sensación de hambre consumiendo almidón y fibra durante la comida (cereales integrales en el desayuno, verduras o frutas cocinadas para el almuerzo y la cena): alimentos ricos en almidón para la ingesta de energía y fibra, para que esta energía se mantenga a largo plazo. Las fibras, de hecho, tienen la inmensa ventaja de calmar la sensación de hambre.
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