La enfermedad de Lyme comparte varios síntomas con el COVID-19, que incluyen fiebre, dolor y escalofríos. Cualquiera que confunda la enfermedad de Lyme con el COVID-19 podría, sin saberlo, estar retrasando el tratamiento médico necesario, y eso puede provocar síntomas graves y potencialmente debilitantes.
No recibir tratamiento médico para la enfermedad de lyme lo más pronto posible puede ser peligroso
A medida que pasemos de la primavera al verano y al período pico de actividad de las garrapatas en gran parte del hemisferio norte, aumentará el tiempo que pasamos al aire libre, al igual que el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por garrapatas.
En algunos casos, se presentan síntomas clave de una enfermedad transmitida por garrapatas que pueden ayudar a dar un diagnóstico. Por ejemplo, la enfermedad de Lyme temprana, que es causada por la picadura de una garrapata de patas negras infectada, se asocia comúnmente con una “erupción en forma de diana” que se expande. Setenta por ciento a 80% de los pacientes presentan este síntoma.
Sin embargo, otros síntomas de la enfermedad de Lyme (fiebre, dolores de cabeza y cuerpo y fatiga) son menos distintivos y pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades, incluido el COVID-19. Esto puede dificultar el diagnóstico de un paciente que no haya notado una erupción o que no sabía que fue picado por una garrapata.
Como resultado, pueden diagnosticarse erróneamente los casos de enfermedad de Lyme. Generalmente, si se identifica y trata rápidamente, usar antibióticos de dos a cuatro semanas puede eliminar la Borrelia burgdorferi. Que es la especie de bacteria espiroqueta que causa la enfermedad de Lyme.
Pero cualquier retraso en el tratamiento de la enfermedad de Lyme puede provocar síntomas más graves y persistentes. Si la enfermedad de Lyme no se trata, podrían desarrollarse problemas neurológicos y cognitivos y potencialmente problemas cardíacos fatales.
La enfermedad de Lyme no es el único problema que traen las garrapatas
Las garrapatas en toda América del Norte pueden propagar una amplia gama de enfermedades. Muchas de las cuales también se presentan con síntomas similares a los de la gripe, lo que puede generar un diagnóstico erróneo. Sobre todo cuando estas enfermedades no son especialmente comunes en la población general.
Las fiebres manchadas son otro grupo de enfermedades transmitidas por garrapatas. La más grave de ellas es la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, que puede ser mortal. Las fiebres manchadas, como su nombre indica, suelen estar asociadas con una erupción.
Pero es posible que la erupción no se manifieste hasta después de la fiebre y otros síntomas similares a los de la gripe, lo que causa que haya el mismo riesgo de confundirla con COVID-19. Al igual que la enfermedad de Lyme, las fiebres manchadas se pueden tratar con antibióticos, y el tratamiento temprano puede prevenir infecciones más graves. Por lo que es fundamental que haya un diagnóstico rápido y preciso.
¿El COVID-19 está aumentando las posibilidades de sufrir picaduras de garrapatas?
Informes recientes alrededor del mundo sugieren que la vida silvestre se ha vuelto más audaz esta primavera. Deambulando por los suburbios y ciudades en los cuales se ha reducido el tráfico de personas y vehículos debido al COVID-19.
No está claro si este fenómeno está siendo impulsado por cambios en el comportamiento animal o es simplemente ocasionado gracias a que los humanos pasan más tiempo en sus hogares. Pero los cambios en el comportamiento de la vida silvestre y el uso del hábitat podrían tener un impacto en las enfermedades transmitidas por garrapatas.
Por ejemplo, los ciervos de cola blanca son hospedadores importantes de múltiples especies de garrapatas que pican a los humanos en el este de América del Norte. Incluidas las garrapatas de patas negras. Y que haya más ciervos alrededor de nuestras casas y vecindarios podría dar lugar a que haya más garrapatas que pueden picar a los humanos.
Las garrapatas no se desplazan muy lejos por sí mismas, siendo la distancia máxima alrededor de 30 cm por día para algunas especies. Pero pueden dispersarse decenas de kilómetros o más si viajan mediante un anfitrión con mucha movilidad como un ciervo, un coyote o un pájaro.
Por lo tanto, la vida silvestre que explora nuestros vecindarios mientras estamos encerrados en casa puede estar dejando garrapatas que transportan patógenos. O que podrían adquirir una infección a través de la vida silvestre más común que ya está cerca de nuestras casas.
Toma tus precauciones
Ser precavido es un componente clave para prevenir y tratar las enfermedades transmitidas por garrapatas. Las personas deben ser conscientes de las actividades que podrían exponerlas a las garrapatas. Además los médicos deben considerar siempre la posibilidad de una enfermedad transmitida por garrapatas. Especialmente dada la posible superposición de los síntomas con el COVID-19.
Al igual que con el COVID-19, la mitigación puede reducir sustancialmente el riesgo de enfermedades transmitidas por garrapatas. Usa camisetas con mangas largas y pantalones largos y usa un repelente cuando te encuentres dentro del hábitat de las garrapatas, y verifica que no tengas ninguna garrapata cuando llegues a casa.
Es importante estar atento a las garrapatas cuando pases tiempo al aire libre, sin embargo, el miedo a las garrapatas tampoco debe ser un impedimento para que las personas disfruten de la naturaleza.
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