Qué es el comportamiento pasivo-agresivo
Las características de la agresión pasiva, es alguien que actúa tanto agresivo como pasivo-agresivo en su comportamiento y comunicación. Su deseo subyacente es evitar que la gente le pida que haga cosas o encuentra fallas en el comportamiento de otras personas de una manera sutil pero agresiva.
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los militares acuñaron el término agresión pasiva para describir a los soldados que no cumplían con las órdenes. Los estudios encontraron que este comportamiento tiene características superpuestas del narcisismo. Los científicos sugieren que son trastornos separados, pero son similares en el trabajo.
Cómo es la agresión pasiva
Las personas pasivo-agresivas muestran un comportamiento típico. Han aprendido a decir lo apropiado, pero tienen una actitud opuesta en su mente.
Testarudez
Esta persona no saldrá y te dirá que no está contenta con tu elección. En cambio, dirán cosas que suenan bien, pero con un tinte de agresión detrás.
Ejemplo: “¡Bien! Si es lo que quieres.”
Cumplidos ambiguos
Sus cumplidos están envueltos en sarcasmo. No sabes si debes agradecerles o si están siendo sarcásticos. Es difícil saber cuándo están siendo honestos.
Ejemplo: “Debe ser agradable verse bien con todo eso que llevas puesto”.
Dilación
Las personas con pasivas-agresivas no son honestas y dicen que no quieren hacer cosas. Inventarán excusas para no hacer lo que se les pediste, y generalmente te culpan de alguna manera. Este comportamiento puede ser confuso, y es fácil ponerse a la defensiva cuando dicen cosas como estas:
Ejemplo: “Oh, lo siento. No sabía que tenías tanta prisa por hacer eso”.
El pasivo-agresivo juega a la víctima
Las personas pasivas agresivas recurren a la negatividad. Los verás jugando a la víctima en lugar de admitir sus verdaderos sentimientos. Es casi divertido ver su teatro, pero son tan buenos interpretando a la víctima, porque creen que lo son.
Signos comunes del comportamiento pasivo-agresivo
Estas son actitudes comunes que notarás en una persona agresiva-pasiva. Puede que su comportamiento no parezca tan alarmante, pero estas actitudes pueden arruinar las relaciones en el trabajo, el hogar y la escuela.
- Amargura
- Hostilidad
- Cínico
- Pesimista
- Quejumbroso
- Sentirse no apreciado
- Enfurruñado
- Silencioso
- Insultar a espaldas de alguien
- Venganza
5 causas del comportamiento pasivo-agresivo
Hay muchas teorías sobre las causas de la agresión pasiva. Científicos todavía están estudiando esta conducta para obtener una comprensión completa de las causas y qué puede ayudar a quienes luchan con este trastorno. Pero, es a través de que estas cinco cosas que al menos contribuyen en ser pasivo-agresivo.
1 – Cómo fuiste criado
Diferentes tipos de situaciones en el hogar afectan a los niños según el caso y las personalidades de los niños. Estas son tres situaciones cotidianas que pueden causar conducta pasiva-agresiva en niños y luego cuando alcanzan la edad adulta.
Su entorno
Se cree que los hogares donde los niños no pueden compartir sus sentimientos producen sentimientos de ira y frustración. Los niños recurrirán a formas indirectas para expresar sus sentimientos en lugar de ser honestos.
Presión de la comunidad
Si a los niños no se les permite actuar de cierta manera debido a las presiones sociales en una comunidad como la iglesia o una empresa familiar, encontrarán formas de expresar secretamente su enojo, como molestar a un hermano menor u otros niños.
Difícil compartir sentimientos
Si a los niños les resulta difícil compartir sus emociones, caerán en un comportamiento enojado para mantener a las personas a distancia. Están etiquetados como niños enojados, y los padres, maestros y otros niños se acercan de puntillas para calmarlos. Es un mecanismo de defensa para no ocultar emociones y sentimientos reales.
Negligencia y abuso infantil
Los niños que son descuidados o maltratados se sienten fuera de control y terminan enojados. Estos sentimientos pueden conducir al comportamiento pasivo-agresivo.
Castigo duro
Los padres que castigan a sus hijos contribuyen severamente a sus tendencias pasivo-agresivas. Estos niños son similares a los niños descuidados y maltratados, pero tienen sentimientos encontrados si saben que sus padres los aman.
2 – Causas de salud que causan agresividad-pasiva
Estos problemas de salud pueden contribuir en la conducta pasivo-agresiva debido a eso o a las actividades de la madre cuando estaba embarazada.
- TDAH
- Estrés
- Ansiedad
- Depresión
- Trastorno bipolar de los padres o de ti mismo.
- Esquizofrenia de padres o de ti mismo
- Abuso de alcohol durante el embarazo.
3 – Baja autoestima
La baja autoestima te hace sentir no deseado o herido por los demás. Te sientes justificado en tu ira y en tu deseo de lastimar a otros porque te han herido. La venganza es un signo común de baja autoestima. Es una forma extraña de llamar la atención, incluso si es negativa. También es una suposición autocumplida de que serás rechazado cuando otros reaccionen a tu mal comportamiento.
4 – Había una persona dominante en la familia
Si tuviste un miembro dominante en la familia, un padre o hermano, es probable que seas pasivo-agresivo, eliminando tus frustraciones con otro hermano, o más tarde en tu vida, tu cónyuge o hijos. Es posible que te hayas sentido impotente para controlar la situación, por lo que recurriste a un comportamiento similar para vengarte de lo que sufriste.
5 – Acoso
Ser intimidado en la escuela o en el hogar cuando eras un niño, esto puede hacer que seas pasivo-agresivo. Ser juzgado por su ropa, acento o falta de inteligencia contribuye a que los niños crezcan y se conviertan en adultos pasivos agresivos.
Cómo cambiar el comportamiento pasivo-agresivo
Puedes sentirte alentado si te das cuenta de que eres pasivo-agresivo. Este es el primer paso en el proceso de curación. Una vez que veas tu propensión a este tipo de comportamiento, puedes comenzar a tomar medidas para cambiar. Es un proceso que puede no suceder tan rápido como lo desees. Te sentirás frustrado contigo mismo y con los demás.
Esta bien. El cambio no es fácil. No te rindas. Tómalo un día a la vez, eventualmente verás una diferencia en tu vida.
1 – Reconoce el comportamiento
Cuando lo veas salir en tus actitudes, detente. Si estás tentado a decir algo sarcástico o desagradable, detente. Sé lo más abierto posible a la luz de la situación. Si estás con tu cónyuge, puedes ser más transparente sobre tus sentimientos en el momento que en el trabajo.
2 – Aprende a cómo no ser agresivo
La agresión pasiva sigue siendo agresiva, aunque sea pasiva. Encuentra una manera de responder que no sea agresiva. Haz preguntas, o haz aclaraciones, o simplemente guarda silencio durante unos minutos para recuperar la compostura antes de explicar.
3 – Explora tu pasado
Observa la fuente de tu agresividad pasiva. Si tu educación temprana contribuyó, acéptela perdonando u consigue asesoramiento para ayudarte a lidiar con tu pasado. Este escenario puede ser muy curativo y útil para comenzar a cambiar.
4 – Está bien enojarse
Está bien estar molesto y enojado con personas o situaciones. Todos se enojan de vez en cuando.
5 – Comparte tus sentimientos
Puedes compartir tus sentimientos de una manera tranquila y adulta. Sé honesto sobre cómo te sientes cuando alguien dice algo hiriente. Es mejor quitarse las cosas del pecho que rellenarlas. Es una habilidad aprendida para compartir sentimientos, no llegarás rápidamente al principio, pero con la práctica, mejorarás.
6 – No huyas de la confrontación
Cuando ocurra un conflicto o una discusión, no huyas ni envuelvas tus emociones con sarcasmo o negación. Se real. Habla con la otra persona. Sé respetuoso pero honesto con ellos.
7 – Puedes cambiar
Es posible cambiar. Tienes derecho a estar sano y completo. No permitas que el miedo gobierne tu vida. Deja que tu agresión pasiva sea un catalizador para tu curación. Tu integridad depende de tu creencia de que puedes cambiar.
8 – Consigue ayuda
Pide ayuda a familiares o amigos. Diles que quieres que señalen cuando muestra agresividad, pídeles que te ayuden a aprender a resolver conflictos respetuosamente sin sarcasmo. Sé honesto y abierto con ellos sobre tu dificultad para compartir emociones.
O, si no crees que tienes este tipo de apoyo, busca un grupo y consigue asesoramiento para trabajar con ese comportamiento. Los consejeros están capacitados para escuchar y hacer buenas preguntas. Puede ayudarte a desentrañar tus pensamientos y emociones en una atmósfera segura donde sabes que no serás juzgado.
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